Hace más de un año, mientras preparaba un taller sobre crianza respetuosa (un tema alucinante del que hablaremos más adelante), me encontré con tres palabras que, aunque no sé si llamarlas perfectas, creo que son la clave para una comunicación realmente efectiva. Estas palabras son: escuchar, entender y responder.
Parece simple, ¿verdad? Pero la realidad es que muchas veces hablamos sin escuchar, escuchamos sin entender y respondemos sin reflexionar. Nos han enseñado que la comunicación es solo un intercambio entre un emisor y un receptor, pero en la vida real es mucho más que eso. Si realmente aplicáramos estos tres pasos en nuestras conversaciones, las relaciones en todos los aspectos de nuestra vida serían muy diferentes.
Escuchar va más allá de oír las palabras de la otra persona. Se trata de estar presentes, de prestar atención sin pensar en qué vamos a decir después.
Entender implica ponernos en el lugar del otro, intentar ver su punto de vista sin juzgar ni interpretar desde nuestra experiencia.
Responder viene al final, no al inicio. Una respuesta consciente y empática siempre será mejor que una reacción impulsiva.
Si desde pequeños nos enseñaran a comunicarnos de esta manera, seguramente habría menos conflictos y más conexiones genuinas. ¿Te has dado cuenta de cómo te comunicas en tu día a día? ¿Qué tan seguido practicas esta fórmula? Me encantaría saber tu opinión.
Comentarios
Publicar un comentario